El 12 de enero de 2010, un terremoto con una magnitud de 7 grados sacudió la capital de Haití. Los efectos sobre este país, el más pobre de América Latina, fueron devastadores: fallecieron 316.000 personas, 350.000 más quedaron heridas y más de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar. Sin embargo, la cooperación internacional no se hizo esperar y grupos de voluntarios y ONG se desplazaron rápidamente a la zona para asistir a la población.
De izquierda a derecha: Joan Rosselló, Bombers Sense Fronteres Mallorca; Miriam Botero, Mallorca Amiga; Xavier Adsarà, Fundación Nuestros Pequeños Hermanos; Mónica Ruiz, residente NPH México; Jaume Martínez-Esparza, Intresss Solidari.
En la charla a la que asistimos ayer, organizada alrededor de la exposición “A través de la mirada d’un nen haitià”, portavoces de distintas organizaciones de ayuda humanitaria expusieron sus testimonios sobre el trabajo que llevaron a cabo en la zona y cuáles fueron sus sensaciones ante ese desolador panorama. Todos destacaron el estado de pobreza extrema y devastación que el terremoto legó al país y que por ello, pese al tiempo y la desaparición de la tragedia en los medios de comunicación, todavía hay mucho trabajo por hacer: Haití no debe caer en el olvido.
“A través de la mirada d’un nen haitià”
Exposición con imágenes realizadas por los niños que la Fundación Nuestros Pequeños Hermanos tienen acogidos en el hogar Kay St. Helene de NPH Haití en las montañas de Kenscoff. Estas fotografías fueron tomadas por los niños después del terremoto.
Centre Cultural Flassaders
C/ Ferreries, 10, Palma
Hasta el 30 de abril
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